But...Why Are the Women Green? 

But…why are the women green?

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There are many themes that arise in my artwork—women, nature, nudity, identity, and candidness being a few—and yet, the theme I am questioned most about is the consistent presence of the color green as a replacement for a typical skin color.

SWIM, 8”x10”, 2019

It was during the preparation of my first nude figure painting that I began to ponder this theme. In that moment, I wished for a way to include the woman’s experience in the painting. It seemed impossible to share her experience without defining her by ethnicity and skin tone. As I was sketching her curves and mapping out the colors, I came to the conclusion that the woman’s skin color must be something unique. We live in a world where our amount of melanin still narrates our lives based on judgements, expectations, or preference. Through labeling her with my hues of choice, she would become that story. She would become Black, white, Brown, or something in between. She would become someone’s sister or daughter, friend or enemy. Even more powerful, this woman might become the viewer herself. This seemed like a heavy burden to put on the shoulders of the woman I was about to paint. I felt that this was not the time or place to represent someone in particular, but rather an opportunity to include and exclude everyone. I wanted viewers to look at her and feel themselves in the painting, and yet understand the vast space that exists between them. She would belong to everyone, and to no one at all.

What color would suit her? I ran through the list in my mind. In our heteronormative culture, blue is too often associated with masculinity, and red (or derivatives of red) with femininity. Yellow and orange toe the line of being skin tones. But green… Green can be lush, rich, dense, and delicate. And green she would be.

SEATED, 18”x48”, 2018

I began consistently painting women green and loved the result. Initially, they took on an almost “otherworldly” presence in the paintings. It wasn’t until the third or fourth painting that I realized that she was not otherworldly at all. On the contrary, she was entirely of the earth.  

STUDY OF HER, 16”x20”, 2018

In the past, I’ve wondered why the earth is viewed as a feminine entity. Historically in South America, and parts of Central America, “La Pachamama” has been used to refer to Mother Nature since pre-Hispanic times. La Pachamama is the goddess of the earth and time revered by the indigenous people of the Andes. She represents fertility and presides over planting and harvesting, embodies the mountains, and causes earthquakes. During the Middle Ages, nature was described as a mother, often shown pregnant. In ancient Greece, the earth was depicted as a goddess with unparalleled beauty. Southeast Asian cultures personified the earth as “Phra Mae Thorani,” a goddess who wrings cool waters out of her hair. In our everyday speech in English, we use phrases such as “Mother Earth” and “Mother Nature.” In fact, the word “nature” itself comes from the Latin word “natura”, meaning birth. The connection between nature and women has long been a theme.   

TAL VEZ, 18”x24”, 2018

Observing my paintings, it dawned on me that I had been reaffirming this mythical theme of “nature as woman” in my own work. With the women’s mossy tones and twisting plant-like poses, I saw the incarnation of Mother Earth in all her jaw-dropping glory. I saw strength, like the evergreen, remaining powerful and adaptable in shifting circumstances. I saw variety--thin, willowy limbs; winding, and folded; sturdy, trunk-like bodies. She possessed dangerously destructive tendencies, yet held the beautiful power to love and be loved.

OPEN WINDOWS, 18”x24”, 2018

These are not qualities that women alone possess. Everyone, regardless of their gender identity, deserves to be revered as holy and awe-inspiring. Status ought not to be given based on how we look or present ourselves. And, everyone absolutely must be accepted and respected for who they are regardless of their skin tone. These are massive topics, but it is a message I strive to deliver in my paintings. I crave inclusive and respectful representation. Of others, of myself.

I cannot begin to guess how it feels to be anyone other than myself—another womxn, another person, or something as vast as Mother Nature—but I imagine it is profoundly difficult, lovely, and laden with contradictions. Through my paintings of these women—these living beings rich with stories—I hope to provoke an intimate understanding and deep curiosity about womxn, humans, and the earth.  

UNKNOWN, 15”x18”, 2018

Pero... ¿por qué las mujeres son verdes?

Hay muchos temas que surgen en mis obras de arte--las mujeres, la naturaleza, la desnudez, la identidad, y la franqueza son algunos--y, sin embargo, el tema que más me cuestiona es la presencia constante del color verde como un reemplazo para un color de piel típico.

Era durante la preparación de mi primera pintura de desnudos que comencé a reflexionar sobre este tema. En este momento, quería incluir la experiencia de la mujer en la obra. Parecía imposible compartir su experiencia sin definirla por su etnia y tono de piel. Mientras que estaba esbozando las curvas de su cuerpo y trazando los colores, llegue a la conclusión que el color de la piel de esta mujer debe ser algo único. Lamentablemente, nosotros vivimos en el mundo donde la cantidad de la melanina aún narra nuestras vidas base a juicio, expectativas, o preferencias. Ella se convertiría en la historia que le doy, exclusivamente basada en los colores que elijo. Se convertiría en negra, blanca, marrón, o algo entre los mismos. Se convertiría en la hermana o hija, una amiga o enemiga de alguien. O, más poderosa aún, ella llegaría a ser la espectadora. Todo esto parecía muy injusto a la mujer que estaba a punto de pintar. Sentí que esto no era el momento para representar a alguien en particular, sino para incluir y excluir a todos. Yo quería que los espectadores la miraran a ella y se sintieran a sí mismos en la pintura y que, sin embargo, comprendieron que existe una distancia entre ellos. Ella pertenecía a todos, y a nadie en absoluto.     

Que color la vendría bien? Repasé la lista de colores en mi mente. En nuestra cultura, el color azul a menudo se asocia a menudo con la masculinidad, y el rojo (o derivadas del color rojo) con la feminidad. Amarillo y anaranjado pueden ser colores de piel. Pero el color verde… verde puede ser exuberante, suntuoso, denso, y delicado. Y verde sería ella.  

Empecé pintar a las mujeres verde y me encantó el producto. Al principio, ellas parecían escapar “del otro mundo” para llegar a las obras. No fue hasta cuándo terminé el tercer o cuarto cuadro que me dí cuenta de que ella no era del otro mundo. De ningún modo. Al contrario, ella era enteramente de la tierra.  

En el pasado, me he preguntado por qué la Tierra es vista como una entidad femenina. Históricamente en América del Sur, "Pachamama" se ha utilizado para referirse a la Madre Naturaleza desde tiempos prehispánicos. Pachamama es la diosa de la tierra y el tiempo venerada por los pueblos indígenas de los Andes. Ella representa la fertilidad y preside la siembra y la cosecha, encarna las montañas y causa terremotos. Durante la Edad Media, la naturaleza fue descrita como una madre, a menudo se muestra embarazada. En la antigua Grecia, la tierra fue representada como una diosa con una belleza incomparable. Las culturas del sudeste asiático personificaron la tierra como Phra Mae Thorani, una diosa que escurre el agua fría de su cabello. En nuestro discurso cotidiano en inglés, usamos frases como la Madre Tierra y la Madre Naturaleza. De hecho, la palabra "naturaleza" en sí misma proviene de la palabra latina "natura", que significa “el nacimiento.” La conexión entre la naturaleza y las mujeres ha sido durante mucho tiempo un tema.

Al observar mis pinturas, me di cuenta de que había estado reafirmando este tema mítico de "la naturaleza como mujer" en mi propio trabajo. Con los tonos musgosos de las mujeres y las retorcidas poses de plantas, vi la encarnación de la Madre Tierra en toda su asombrosa gloria. Vi fuerza, como la de hoja perenne, permaneciendo poderosa y adaptable en circunstancias cambiantes. Vi variedad - extremidades delgadas y delgadas; sinuoso, y plegado; o cuerpos robustos, como tronco. Ella poseía tendencias peligrosamente destructivas, pero tenía el hermoso poder de amar y ser amado.

Esta no es una cualidad que solo las mujeres poseen. Todos, independientemente de su identidad de género, merecen ser venerados como santos e inspiradores. El estado no debe darse en función de cómo nos vemos o nos presentamos. Y, todos debemos ser aceptados por lo que somos, independientemente de nuestro tono de piel. Estos mensajes son algo que me esfuerzo por transmitir en mis pinturas. Anhelo una representación inclusiva. De los otros, de mí mismo.

No puedo ni empezar a adivinar cómo se siente ser otra persona que no sea yo--otra mujer, otra persona o algo tan vasto como la Madre Naturaleza--pero me imagino que es profundamente difícil, encantador y lleno de contradicciones. A través de mis pinturas de estas mujeres, estos seres vivos llenos de historias, espero provocar una comprensión íntima y una profunda curiosidad sobre las mujeres, los humanos y la tierra.